El hijo de Zebedeo, el hijo del trueno, Sant Iacob…
Zebedeo era un pescador de la ciudad de Betsaida (Galilea). Su mujer, Salomé le dio dos hijos, Juan y Santiago. Santiago el Mayor estaba pescando con su hermano Juan en el lago Genesaret cuando fue llamado por Jesús. Santiago, Juan y Simón Pedro fueron del grupo más restringido de los doce, los predilectos.
Santiago, mientras estuvo al lado de Jesús, fue testigo presencial de la resurrección de la hija de Jairo, de la transfiguración de Jesús. Estuvo con él mientras oraba en el Huerto de los Olivos, fue testigo de su aparición a orillas del lago Tiberíades, de la pesca milagrosa. Los Hechos de los Apóstoles narran que estuvo en el Cenáculo, orante, esperando la venida del Espíritu Santo.
Tras Pentecostés, Santiago habría cruzado el mar Mediterráneo, desembarcando para predicar el Evangelio en Hispania, (actuales España y Portugal). Una versión postula su llegada a la actual Cartagena por el barrio de Santa Lucía, ya que Carthago Nova era uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, de donde partiría predicando hacia el norte de la Península.
Dice la tradición que la Virgen María se apareció a Santiago el Mayor en Caesaraugusta. María llegó a Zaragoza en carne mortal antes de su asunción. Como testimonio de su visita habría dejado una columna de jaspe conocida popularmente como “el Pilar”. Hoy día se sigue venerando en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de la capital aragonesa.
Santiago, tras su regreso a tierras palestinas, es condenado a muerte y decapitado por orden del rey de Judea, Herodes Agripa, fechándose entre los años 41 y 44, respectivamente.
Tradicionalmente, se ha afirmado que los restos hallados en Santiago de Compostela a principios del siglo IX correspondían al apóstol Santiago. La leyenda se cierra con que dos de sus discípulos, Atanasio y Teodoro, habrían llevado su cuerpo (conservado de alguna manera) por el mar Mediterráneo. Costeando el Atlántico habrían llegado a Galicia, siendo enterrado en Iria Flavia, donde el obispo Teodomiro lo halló en el siglo IX.
El Papa Urbano VIII habría declarado a Santiago Apóstol Único Patrono de España, pero antes del hallazgo de sus restos, un himno litúrgico de finales del siglo VIII, O Dei verbum, atribuido al Beato de Liébana, cita al hijo de Zebedeo como patrón de España:
“O vere digne sanctior Apostole
Caput refulgens aureum Hispaniae!
Tutorque nobis, et patronus vernulus,
Vitando pestem, esto salus coelitus:
Omnino pelle morbum, ulcus, facinus.”
“¡Oh apóstol santísimo y digno de alabanza,
cabeza refulgente y dorada de España!
Defensor nuestro y patrono nacional,
sé nuestra salvación celeste contra la peste
y aleja de nosotros toda enfermedad, llaga y maldad.”
Otra tradición española remarca el patronazgo del Apóstol: el “Voto de Santiago”, instaurado por Ramiro I de Asturias (790-850) en el siglo IX. Era una ofrenda anual a Santiago en el templo donde está sepultado. El voto perduró durante cientos de años, hasta que fue abolido por las Cortes de Cádiz en 1812, causando un disgusto entre la población. El rey Fernando VII lo volvió a instaurar, pero fue nuevamente abolido por la Revolución de 1869. En 1937 el general Franco lo recuperó nuevamente, estableciendo el 25 de julio como fiesta nacional en la que el Jefe del Estado haría una ofrenda nacional. En su ausencia lo harían los Jefes de la VIII Región Militar y del Departamento Marítimo de Ferrol. Con la llegada de la democracia la llevó a cabo el rey de España, en persona, y en ocasiones un delegado regio (el presidente de la Xunta de Galicia o el alcalde de Santiago, generalmente). Con la democracia plenamente instaurada, el 25 de julio dejó de ser fiesta nacional, aunque se sigue celebrando en tierras gallegas como día de Galicia. Además de la asociación entre Santiago y la peregrinación iniciada por el rey Alfonso II (y que plasma al santo como un peregrino).
Santiago Apóstol en la Semana Santa de Cartagena
La Cofradía California se constituye oficialmente el 13 de junio de 1747. La configuración del cortejo del Prendimiento de Cristo se inicia en 1748, con 8 pasos (Conversión de la Samaritana, Oración en el Huerto, Ósculo, Prendimiento, Santiago, San Juan y San Pedro, y la Virgen del Primer Dolor). Excepto San Pedro, todas fueron obra del imaginero murciano Francisco Salzillo. Las Agrupaciones como las conocemos hoy día, se constituyen en el año 1928.
El 25 de Julio de 1936 se destruye la imagen del Apóstol que había sido esculpida por Salzillo. El 23 de marzo de 1977, día de la Salve Grande a la madre de los Californios, es bendecida la actual imagen del Apóstol Santiago, obra del imaginero José Sánchez Lozano, procesionando en el castrense Martes Santo de Cartagena y, a partir de 1983, también el Miércoles Santo en la Magna procesión del Prendimiento de Cristo. Actualmente el Santo Patrón de España se sitúa en diferentes pasajes evangélicos de nuestra Semana Santa, por ejemplo, en La Elección de los Zebedeos, la Santa Cena, Oración en el Huerto, Aparición de Jesús en el Lago Tiberíades y la Aparición a los discípulos de Emaús.
La imagen del Apóstol recibe culto todo el año en la Capilla del Pilar, sita en la Iglesia de Santa María de Gracia, cuyos orígenes se remontan a una pequeña ermita situada en lo que entonces era la zona baja de la ciudad, dentro del primitivo recinto amurallado de Cartagena. Se desconoce la fecha de creación de esa ermita, pero es sabido que ya existía en 1589.
La bandera de España
Su Majestad, el rey Carlos III dispuso mediante el RD de 28 de mayo de 1785: “…usen mis buques de guerra, de bandera dividida a lo largo de tres listas de las cuales, la alta y la baja sean encarnadas y del ancho cada una de la cuarta parte del total y la de en medio, amarilla, colocándose en esta el Escudo de mis Reales Armas…y que las demás embarcaciones usen sin escudo los mismos colores…”.
El 13 de octubre de 1843 la adoptó el Ejército, siendo impuesta bajo el reinado de Isabel II como bandera nacional. Solo ha variado su composición durante la I República, quitando la corona real aunque mantuvieron los colores originales. En la II República cambiaron el color encarnado de la franja inferior por morado, así como el escudo fue modificado. Tas la Guerra Civil, se volvió a los colores originales; se sustituyó el castillo que estaba en la parte superior por la corona real y se incluyó el águila de San Juan en honor a los Reyes Católicos, en especial, a Isabel, que ya lo llevaba en su escudo personal incluso antes de ser reina. En 1981, con la democracia, se quito el águila y se añadió a la corona el emblema de la casa Borbón.
Octubre del año 2017
El que suscribe, Vicepresidente de la Agrupación, pone en marcha una idea que tenía en mente desde hacía años: “A esa Capilla donde está nuestro Santiago, creo que le falta…, le falta la bandera de España, nación de la que es Patrón el Apóstol”. Y puse en marcha mi idea.
Contacté con todos los hermanos de la Agrupación que pertenecen o han pertenecido a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ya había recurrido a ellos en otra ocasión con otra idea y no habían fallado, (en el año 2011, les solicité que costearan la confección de un manto bordado para la Virgen del Pilar que procesiona en el trono de Santiago y llevaría detalles castrenses, especialmente pensados para la procesión de los traslados de los Apóstoles en el singular y esperado Martes Santo cartagenero). Se confeccionó un manto sobre tejido crepeado blanco, como es el color del manto que porta el Apóstol entronizado para ese día, al igual que también es de color blanco la capa de los hermanos penitentes, bordado con detalles en oro fino y llevando por remate central los colores de nuestra rojigualda.
Pero volviendo al tema, comuniqué mi nueva propuesta al grupo, costear una bandera de España para que estuviera junto al Santiago en la Capilla. La respuesta fue un “SÍ” contundente. De esa manera, propuse la idea al Presidente, que dio el visto bueno con ilusión. Poco después, la Junta Directiva estaba informada y alguno de sus componentes también se ofreció a contribuir en el proyecto. La fecha para el acto de su bendición y posterior colocación en la Capilla junto a nuestro Santiago se estableció en que no podía ir más allá de la víspera de la festividad de la Constitución española y así se llevó a efecto.
Con la facilidad que hoy día nos da internet, localicé la empresa donde adquirir la insignia nacional como debía ser, en tejido de raso, con el escudo bordado, con mástil y peana.
Al poco, llegó la bandera y llegó el día. En este sentido, resaltar la gran disposición de D. Fernando, coadjutor de la iglesia de Santa María, que dio numerosas facilidades para la celebración del acto, siendo muy entrañable, especialmente para el buen grupo de santiaguistas allí presentes. Por todo ello, doy de nuevo las gracias a todos los que hicieron posible con su ilusión llevar a cabo el proyecto.
Avanzando en el tiempo, concretamente en el año 2019, volví a lanzar otra propuesta al mismo grupo de entusiastas santiaguistas. En esta ocasión, se donó otro manto para nuestra Pilarica, en color encarnado, repitiéndose la secuencia del mismo color del manto del Apóstol y la capa de los hermanos penitentes, para lucirlo en la magna procesión del Prendimiento de Cristo en el Miércoles Santo de Cartagena, bordando con hilo de oro la réplica del medallón central que luce el Santo en el mencionado manto.
Y así cerramos esta breve historia de nuestro querido Apóstol Santiago, su vivencia como fiel seguidor de Jesús, hasta llegar a nuestra actual patria, España, posiblemente por nuestra entrañable ciudad para predicar la luz del evangelio. Su ánimo en una batalla importante para nuestra historia y que por suerte fue un éxito para las filas de las tropas españolas, hasta ser nombrado patrón de España, de la Caballería de nuestro glorioso Ejército, que tantos éxitos ha dado en los diversos y lejanos escenarios a lo largo de nuestra gran historia y su siempre disposición en cualquier escenario convulso.
En definitiva, Santiago, el del carácter impetuoso, nos refleja, con su imagen en la Capilla del Pilar, la templanza de un hombre curtido en la mar, que se sobrepone a cualquier vicisitud surgida, y nos dice con su mirada serena “Aquí me tenéis, con la bandera de España a mi lado, la Patria que me acogió, por la que paseé predicando el evangelio y en la que descanso”.
¡VIVA SANTIAGO y VIVA ESPAÑA!
Francisco Llamas Hernández
Vicepresidente Económico de la Agrupación de Santiago Apóstol
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