EL APÓSTOL SANTIAGO
Comienza el batir de los tambores:
noche de Martes Santo en Cartagena.
Olor a incienso, a azahar, a flores,
el precioso trono, de luz se llena.
Muy pronto recorrerás en silencio
las calles de mi hermosa tierra,
como hiciste antaño en el tiempo,
anunciando una “Buena Nueva”.
Son tus colores, rojo y blanco,
sangre y luz que tu corazón guarda,
Luz del Evangelio que te llenó de amores,
sangre en tu martirio derramada.
Vas al encuentro de tus hermanos,
Pedro y Juan; te aguardan en el camino,
para daros juntos mil abrazos,
para llegar juntos a vuestro destino.
Tus portapasos, con orgullo, te mecen
con la gran fuerza de su Amor,
comentándote entre dientes
“¡Que tuya es la calle Mayor!”.
El penitente balancea su capa,
con ese andar lento y elegante,
para darle aire fresco a tu cara
e iluminar dulcemente tu semblante.
El Martes Santo ya se acaba,
camino vas a la iglesia de Santa María;
el pueblo entero te aplaude y aclama
por tu eterna y veraz valentía.
Tal era tu fuerza y tu vehemencia
que Jesús te llamó “Hijo del Trueno”.
No obstante, te otorgó licencia
para predicar su Evangelio con empeño.
Tu gran mensaje nos dio la Vida.
Por eso, a nadie le extraña
que en esta tierra se diga…
“¡Santiago; y cierra España!”.
Descansa esta noche, amigo,
que tengas un sueño reparador,
que mañana estará contigo
la Madre del Primer Dolor.
Ana Ros Serrano
Mayordomo de Culto de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado