Artículo nº2 – TRAS LAS HUELLAS DE UN ICONO. «LOS HACHOTES SANTIAGUISTAS»

Muchos serían los atributos de la iconografía cristiana que podríamos utilizar para los hachotes de la Agrupación California de Santiago Apóstol de Cartagena. Empezando por la Cruz, como principal símbolo identificador de la Orden de los Caballeros de Santiago, y también uno de los símbolos del Camino de Santiago.

Santiago, aquel guerrero desconocido sobre el caballo blanco, espada en ristre y segando la cabeza de 70.000 infieles, así se apareció el patrón de España, según la leyenda, en la batalla de Clavijo. Una escena que ayudó a dar forma a la identidad nacional durante siglos.

La figura de Santiago Matamoros, el Apóstol guerrero, se convirtió en el verdadero estandarte de la Reconquista desde que el 23 de mayo del año 844, se apareció ante el Rey Ramiro I, montado a caballo y con espada en mano, para ayudar a vencer las tropas de Abderramán II.

La Concha de Santiago o Vieira gallega es otro símbolo importante del Apóstol, que estará muy presente como emblema en la peregrinación a Compostela. La Concha se puede ver en las enseñas del Camino, en edificios, etcétera; pero además es parte consustancial de todo peregrino, pues debe de llevar la Concha de Santiago durante todo el trayecto de la peregrinación.

Los citados atributos eran los pilares necesarios para que un pintor realizara el boceto del hachote de la Agrupación de Santiago Apóstol de la Cofradía California.

La Agrupación santiaguista, en su primera época, solo procesionaba en el cortejo pasionario del Martes Santo, en la llamada Procesión del Traslado de los Apóstoles. Los nuevos hachotes tenían que estar a la altura, en diseño y fabricación, de los hachotes de las otras dos Agrupaciones hermanas.

Finalizaba el año 1980, cuando el directivo y Mayordomo santiaguista, Diego Sánchez Paredes, me presentó a un compañero del Banco de Bilbao, con la connotación de ser un gran pintor, Alfonso Romero Solana, a quien le expliqué cómo debían ser los hachotes del Santiago y comenzamos la singladura del diseño.

En verdad, es muy complicado el expresar tus ideas o pensamientos idílicos a un artista y que le dé la interpretación que tú deseas. Esto no quiere decir que anuláramos la creatividad del pintor, simplemente eran los cimientos sobre los cuales tenía que dar rienda suelta a su creatividad y por ende, a su arte. Además, en muy poco espacio, había que darle cabida a diferentes símbolos iconográficos, imprescindibles para mí, y que se identificaban con el Discípulo que trajo la “Luz del Evangelio” a España por Cartagena.

Mi idea no era otra que la Vieira o Concha de Santiago estuviera en la parte inferior de la base de la cabeza del hachote, en número de dos o tres, dando forma, apoyo y sostén, para que completamente encima de ellas se sostuvieran tres cabezas de caballo colocadas igual que las que se encuentran en la fuente de la Plaza de las Platerías en Santiago de Compostela.  Dicha fuente la descubrí en un viaje familiar a la capital gallega y pensé rápidamente en el “Hachote Santiaguista”.

Del centro del hachote y unidos por las crines largas de los caballos, emanaría la “Luz Blanca del Evangelio”, que entró en España por el castizo Barrio de Santa Lucía y que tantas veces predicó el Apóstol. Esa luz tenía que estar coronada por la Cruz de Santiago.

Esta fue la explicación que le di al artista Alfonso Romero Solana y que rápidamente se puso manos a la obra.

Boceto de Alfonso Romero Solana

Así pues, en el mes de marzo de 1981, teníamos boceto del hachote y comencé las gestiones con el prestigioso orfebre valenciano Manuel Orrico Gay, dando comienzo a una comunicación fluida tanto telefónica como escrita, pues le mandamos el trabajo del artista cartagenero, además de diferentes explicaciones hasta que, en el mes de mayo del mismo año, realiza un hachote de prueba y nos lo manda.

La prueba no era la idea que le habíamos dado, la interpretación era muy distinta, pues el orfebre valenciano realizó una concha grande, a modo de plato, donde brotaba el resto de la idea con los motivos iconográficos, no siendo este de nuestro agrado.

En junio de 1981, con la prueba del hachote en ristre, marché a Valencia, dirección a los Talleres de Casa Orrico. Fue todo un placer conocer a Manuel Orrico Gay, gran orfebre y mejor persona, con quien compartí casi toda una jornada en su taller y dándonos tiempo para degustar una exquisita paella valenciana. Le expliqué mi idea de lo que pretendía que fuera el hachote para la Agrupación de Santiago Apóstol.

Con el dibujo del pintor Alfonso Romero en mano, le expliqué a Manuel Orrico, la idea que yo tenía y, que el artista cartagenero no las interpretó del todo en su trabajo.

El orfebre valenciano captó totalmente mi idea y se comprometió a realizar un nuevo dibujo a tamaño real del hachote santiaguista.

Una vez pasado el periodo estival, Manuel Orrico se puso en contacto conmigo para comentarme que nos mandaba el dibujo concluido del hachote, a escala real, con la caña del mismo en forma de columna salomónica.

El dibujo del hachote de Orrico recogía la esencia del boceto del pintor cartagenero Alfonso Romero y cumplía con las explicaciones dadas por mí, que no eran otras que conjugar los atributos iconográficos del Apóstol, con el barroco exacerbado de las procesiones cartageneras.

Casa Orrico

Así pues, en Junta Directiva del mes de octubre de 1981, presidida por el Mayordomo José Ramón Bustillo Navia Osorio, se aprobaba el boceto y la realización de los hachotes por el orfebre Manuel Orrico Gay. Se tomó el acuerdo de encargar 40 hachotes, 5 portagalas, 5 varas salomónicas rematadas por una concha con la Cruz de Santiago para los hermanos vara y el varal del estandarte, con filigranas en la cruceta horizontal y con remate de la concha y Cruz de Santiago.

Contrato casa Orrico

La instalación eléctrica de los hachotes fue realizada por Vicente Díaz Izquierdo, llevando tres bombillas pequeñas de color amarillo y en el tubo central, dos luces fluorescentes.

Los hachotes y el resto de enseres realizados por el orfebre valenciano se estrenaron el Martes Santo de 1982, siendo Mayordomo Presidente de la Agrupación de Santiago Apóstol, Francisco Cerón Albacete y Hermano Mayor de la Cofradía California, Pablo Francisco López Álvaro.

Sin duda alguna, la realización de los nuevos hachotes fue un éxito importante por su estética y la conjunción del bronce plateado y dorado, ya que las tres cabezas de los caballos y las tres conchas son plateadas, destacando del resto del hachote, que es dorado. La corona de donde emerge la Cruz de Santiago es bronce dorado, así como la caña del mismo con forma de columna salomónica, también dorada.

Estos hachotes llevan desfilando, en la Semana Santa cartagenera y en las noches primaverales de Martes Santo, 37 años.

Treinta y siete años consecutivos, donde los hermanos y hermanas penitentes alumbrantes santiaguistas desfilan al son de  la marcha Solemnidad  por las calles cartageneras con los hachotes que se realizaran en los Talleres de Orfebrería de la Casa Orrico, cumpliendo así, de manera anual, su tradición de realizar su Estación de Penitencia o Procesión de Penitencia, cual peregrino que apoyándose en su báculo realiza el Camino de Santiago, con la esperanza, la firmeza y la oración, que les lleva a la “Luz del Evangelio”, y que tantas veces predicó el Apóstol Santiago.

Con este pequeño y humilde trabajo, pretendo dejar constancia, como fuente escrita, del auténtico origen de los hachotes de Martes Santo de la Agrupación de Santiago Apóstol. Para ello me he apoyado en los dibujos y bocetos originales, (custodiados por mi familia y en la actualidad, en posesión de la Agrupación), con la documentación escrita de la Casa Orrico y mi vivencia personal como directivo de la Agrupación, que fui por aquellos años.

Vuestro siempre hermano.

             Jesús Muñoz Robles
Mayordomo Californio

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